Llum Barrera - La lista de mis deseos
Nos invita a la reflexión sobre cuáles son las cosas verdaderamente importantes de la vida. Algunas veces, se trata de cosas tan minúsculas como trascendentales, las cosas que necesitamos para ser felices de verdad. De este modo, nos recuerda la diferenc
Sinopsis
Cuando Martina le oculta a su marido que le han tocado más de 18 millones de euros en el Euromillón, no se imagina el vuelco que va a dar su vida.
Y es que su existencia está sostenida por un marido que la adora, unas amigas que la hacen reír, dos hijos independientes que no le dan demasiados quebraderos de cabeza, y un padre que solo retiene los últimos seis minutos de cada conversación.
Se podría decir que Martina es feliz en su mercería, mientras trabaja a diario en un blog que poco a poco va aumentando el número de visitas. Y sueña con listas de deseos que espera cumplir algún día. Desde una televisión de pantalla gigante para su marido a un pela verduras. Deseos pequeños que harán su vida más grande. Y una sonrisa se dibuja en su rostro cuando imagina que las cosas siempre estarán bien. Cuando piensa que nada, ni siquiera 18 millones van a alterar su existencia.
Pero Martina se equivoca. Y mucho…
Apuntes de dirección
“La lista de mis deseos” es un texto hermoso. Nos invita a la reflexión sobre cuáles son las cosas verdaderamente importantes de la vida. Algunas veces, se trata de cosas tan minúsculas como trascendentales, las cosas que necesitamos para ser felices de verdad. De este modo, nos recuerda la diferencia entre las necesidades que tenemos y los deseos que anhelamos.
El punto de vista del personaje nos hace cuestionarnos dónde radica la verdadera felicidad. Martina es una mujer que valora lo que tiene en su modesta vida y no se siente infeliz, sus deseos se sitúan en la cercanía, en aquellas cosas simples que nos hacen la vida más llevadera y sencilla.
Cuando inesperadamente la vida la sitúa en la desmesura, ella no sabe cómo abordarla. Quién no ha oído aquello de que el dinero ayuda a la felicidad, en la medida que nos reduce la ansiedad de tener lo que de otro modo no alcanzaríamos. Pero el verdadero problema reside en la incontrolable sed de avaricia, en la gestación de un egoísmo que hasta ahora le era desconocido, cuando la falta de solidaridad aumenta y hace inservible nuestra vieja escala de valores, desembocando en una situación inesperada en la que un día despiertas supeditado al sentimiento de posesión y a todo lo que eso conlleva. Como espectadores, asistimos junto a Martina, al debate sobre cómo conjugar el verbo “poseer” en una sociedad tan consumista como la nuestra. La perspectiva del personaje es una lección de vida, una lección de realidad, pero también una invitación a explorar dónde residen nuestros deseos.
Es un texto que nos va sorprendiendo con giros inesperados. El personaje, por muchas vueltas que le dé al hecho de cómo gestionar su riqueza material, no imagina cómo esa riqueza puede destruir los pilares de su vida. Pero el personaje intelectualmente es exquisito, Martina es una mujer sabia, una mujer que sabe conducir su historia por los vericuetos más oscuros de las ambiciones por conseguir y nos va a permitir cuestionarnos, como espectadores, esa lista de deseos que todos hemos hecho alguna vez al tentar a la suerte. Y todos tentamos a la suerte.